El cáncer de cuello uterino, o cáncer de cérvix, es un tipo de cáncer que se puede prevenir. Los dos pilares fundamentales para hacer prevención son el cribado y la práctica asistencial, conjuntamente con la vacunación anti HPV.
Los dos pilares fundamentales para hacer prevención del cáncer de cuello uterino o cáncer de cérvix son el cribado y la práctica asistencial, conjuntamente con la vacunación anti HPV.
Cómo prevenir el cáncer de cuello uterino
A nivel asistencial, la primera citología debería realizarse al cabo de 3 años tras haber comenzado las relaciones sexuales. Después de la primera citología, se recomienda realizar una citología anual durante los dos primeros años. En caso de que esas 2 citologías fueran negativas, pueden espaciarse a cada 2- 3 años hasta los 30 años de edad. La citología es una prueba muy sencilla y nada dolorosa a la que no hay que tener miedo.
En mujeres con algún grado de inmunodepresión o en las afectadas por HIV, la citología debería realizarse de forma anual sin excepciones. A partir de los 30 años de edad se recomienda el ”co-testing”, es decir, la ejecución de la citología conjuntamente con la detección del HPV, momento en el que comienza el cribado.
Cribado con co-testing
Iniciar el cribado con el co-testing antes de los 30 años, buscando la presencia del HPV, genera una alta tasa de sobrediagnóstico y de sobretratamiento de lesiones de bajo grado con escasísimo potencial oncológico y que presentan una alta tasa de regresión espontánea. De hecho, en los registros actuales, la incidencia de cáncer invasor de cérvix es estremadamente bajo en las mujeres menores de 30 años.
La edad media de presentación de aquellas lesiones con mayor tasa de progresión al cáncer, CIN2, CIN3, carcinoma in situ, se sitúa entre los 30 y los 35 años. Si este tipo de cribado se aplica en la población femenina, lo más probable es que se detecten con el primer cribado que se realice.
El uso de estas pruebas a partir de los 30 años ofrece varias ventajas ya conocidas, como la capacidad de detectar un tipo de carcinomas de cérvix, como el adenocarcinoma, lesión que se escapa frecuentemente a la detección colposcópica y citológica, estrategias más sensibles para la detección del carcinoma escamoso del cuello uterino.
Otra de las ventajas de realizar el co-testing es que se obtiene un mayor valor predictivo negativo. Es decir, teniendo las dos pruebas negativas el riesgo de desarrollar una lesión tipo CIN2 o mayor a los 5 años es extremadamente baja.
Por todo lo anteriormente, todas las mujeres mayores de 30 años deberían realizar la citología con la consiguiente búsqueda del virus HPV y seguir el consejo de su ginecólogo en base a los resultados hallados.
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